Se han determinado que la mayoría de
las plantas tienen un crecimiento normal dentro de un rango bastante
amplio de temperaturas. Esta característica se conoce como plasticidad.
Las bajas temperaturas del suelo pueden reducir la absorción de
nutrientes y originar su déficit en la planta. En estas condiciones, las
plantas no pueden asimilar el fósforo desde el suelo. El síntoma de
deficiencia se expresa por el color violáceo que adquieren las hojas y
la formación de hojas achuradas, particularmente las hojas bajeras. Para
evitar estos problemas, se debe ubicar el invernadero en sitios exentos
del efecto de fuertes vientos, es decir, instalar las estructuras junto
a cortinas rompevientos. En caso de carecer de esta protección, es
necesario construir una estructura para que funcione como cortina. No
obstante, el viento ayuda a regular la temperatura del invernadero y
puede favorecer la polinización. Es posible también minimizar la
aparición de enfermedades y reducir el costo en el uso de agroquímicos.